Sabemos muy bien que Dios es amor, que su creación está formada en perfecta armonía. Todo lo ha creado bajo el bien con amor. Nosotros estamos llamados a vivir en ese amor, sino se vive en ese amor se vive en el temor, la persona que no ama no es porque no tenga amor para amar, sino más bien es que tiene ese amor condicionado por el temor, y, por tanto duda en amar. Temor que fortalece y a su vez se alimenta del ego, el orgullo, la injusticia, la envidia, la ignorancia, la desconfianza, la prepotencia, la soberbia, en fin todo aquello que le impide a su existencia dar y recibir amor, o sea todo lo que le haga vivir en temor. El temor se convierte en un enemigo muy fuerte del amor. A continuación unas citas bíblicas sobre ese amor de Dios,
“Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y él que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él”, 1 Juan 4:16, “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios , sino en que Él nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados”, 1 Juan 4:10, “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor , porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor”, 1 Juan 4:18. Para poder identificar y experimentar ese amor debemos primeramente saber quién es Dios, de eso depende la respuesta a la pregunta: dónde está Dios?, esta pregunta genera una alta curiosidad para aquellas mentes abiertas dispuestas a arriesgar e ir más allá de cualquier credo religioso, para verdaderamente experimentar a Dios en nosotros desde una perspectiva espiritual. No me refiero en lo absoluto a saber cómo es Dios? O, ¿Cómo se ve Dios?, no es eso pues de eso no se trata, sería una de las pocas cosas imposibles de cuestionar. Me refiero a reconocer quién es él en nosotros? Pues solo entendiendo ese concepto podemos llegar más fácil y claramente a experimentar ese amor, y, de ahí más cerca a experimentar su creación mediante su perfecta armonía.
Iremos paso a paso, en una clase con once estudiantes trataba de explicar el poder de Dios en nosotros, de repente un estudiante me hizo esa pregunta tan importante a la cual me refería, me preguntó: y dónde está Dios? Claramente este estudiante había sido formado en la doctrina de una religión, su curiosidad pudo más que el ya muy generalizado concepto de que Dios está en el cielo, así no se tenga el más mínimo entendimiento del significado Dios y cielo. Pues bien, debido a nuestra charla se le hacía confuso pensar que un sentimiento propio de su ser interno pudiese estar ligado a la existencia de un ser externo, pues el sentimiento que se genera cuando realizamos plegarias religiosas hacia algo que deseamos, es un sentimiento de la mezcla entre la duda y el convencimiento, pues tenemos la idea que Dios no siempre responde “si” a todo lo que deseamos, pues tenemos la idea, nuevamente, que por ese Dios ser una entidad fuera de nosotros mismos, debe tener en su lista lo que es conveniente o no para cada uno de nosotros y de esa forma hemos forjado una muralla de creencias en cosas buenas y malas, que nos condicionan a sentir lo que deseamos cuando eso que deseamos está en la lista de cosas que probablemente no nos convienen pues hemos sido guiados por personas que desconocen el significado del mensaje divino, es por esto que analizar creencias y estudiar a fondo el simbolismo de las sagradas escrituras debe ser la tarea número uno para la persona que busca su armonía interna y ha estado ligada a un credo religioso. Sería mucha contrariedad pensar si en verdad el sentimiento de armonía que puedo alcanzar al desear algo esté identificado con un ser ajeno a mi y que no se exactamente dónde estará? Pensando así yo podría dudar de mis sentimientos, y de mis deseos pues puede que no sean del agrado de ese ser en el cual quizás había yo puesto eso que llamamos fe y confianza, pero que en realidad me hace girar en un círculo donde siempre experimentamos más de lo mismo, más de lo que precisamente deseamos escapar, será que Dios no me escucha? ¿Será que no me conviene? ¿Será que me está castigando? Quizás deba hacer más sacrificios y penitencias? Es la más común conclusión de aquel que no le conoce, pues Dios es amor, recuerdas?. Por ende, si estamos en constante ausencia de quienes realmente somos entonces estaremos en constante ausencia de cómo está él presente en nosotros y en todo lo que nos rodea. Para comenzar puedes pensar en toda la armonía que energiza tu cuerpo y cada órgano y célula que lo forman, nacen, crecen y se reproducen sin que tu tengas el más mínimo control de ese proceso, en la naturaleza las semillas germinan y dan vida sin que nada ni nadie ejerzan control sobre ellas, simplemente llevan en sí la esencia de lo que son y de ahí actúan mediante la armonía perfecta, solo cabe esa conciencia de ser lo que conscientemente se es, o sea saber creer en lo que se desea ser es la fuerza de la creación y saber lo que se es es relativo a lo que se cree internamente que se es, es el convencimiento desinteresado de ser eso que se desea ser, es la entrega y aceptación en este presente. La naturaleza en sí está predestinada a ser lo que en esencia es, ese es un claro ejemplo de manifestar el fruto de lo que se es, el fruto en sí no es quien determina la clase de semilla que lo ha producido, sino más bien la esencia de ser lo que se es sin resistirse ni esforzarse en ser lo que en información y energía es y que por tanto produce un fruto*. El ser humano es mucho más poderoso y tiene dominio sobre toda la creación, pues se le ha dado imaginación, la cual no tiene límites y puede ser usada conscientemente para asumir ser o tener todo lo que sea bueno y evolutivo para su existencia, usando sus pensamientos, sentimientos y palabras puede asumir en ese momento ser todo lo que Dios tiene en su creación, aunque debes saber que también es usada en gran parte inconscientemente para crear caos y malestar sin que la persona se de cuenta, es la diferencia entre la imaginación inerte y la imaginación activa. La imaginación inerte no puede por sí sola crear un estado agradable o alcanzar el espíritu de un deseo, está sujeta a la influencia de su entorno y llega inevitablemente a imaginar igual que ese entorno, y por ello lo que experimenta será siempre más de la realidad que le rodea y si su deseo es cambiar algo o todo en esa realidad nunca lo logrará. A no ser que reconozca el poder que habita dentro de cada uno de nosotros por igual no podrá recibir la justicia de una mente activa y despierta en la verdad, la verdad que la única realidad es lo que procesamos en nuestro ser interno, en el mundo de los pensamientos y sentimientos. La imaginación activa vive en el gozo de la armonía, sin resistencias une con amor sus pensamientos y sentimientos hacia la abundancia, la prosperidad y la alegría de todo lo bueno que Dios ha creado, con amor y absoluta confianza crea y manifiesta deseos evolutivos para sí misma y para los que le rodean. El amor de esa creación comienza por reconocer que ese poder está presente por igual en cada uno de nosotros más allá de las apariencias, él es el único salvador y aparte de él todo es en vano, de ahí se deriva inagotablemente la compasión, la sabiduría, la serenidad, la justicia, la comprensión, la paz y el deseo de tratar y ser tratados con ese entendimiento divino. Una imaginación despierta sabe muy bien que no tiene límites, ha alcanzado la sabiduría de Dios, ha encontrado las llaves del reino de los cielos al aceptar que su única realidad se convierte siempre en su salvación. Sabe de su eterno poder para vivir en la resurrección y no en en los estados inertes que se han convertido en el cautiverio de millones de personas, en Juan 10:10, se nos dice: El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. No dejes que pensamientos negativos producto de la influencia externa lleguen a robarte el gran tesoro que llevas dentro, no caigas en sus trampas y ataduras, son engañosos, llegan vestidos de ovejas y te tienden una infinidad de propuestas de cómo debería ser esto y lo otro, te hacen creer cosas que te impiden recibir la armonía de Dios, pues son propuestas mundanas, propuestas y soluciones a cosas que ellos mismos han creado sin saber que de ese círculo es muy difícil salir. Copiar tales hábitos de pensamientos es muy fácil, abrir las puertas de tu aposento y dejar inocentemente entrar al enemigo es el acto más destructivo del cual se aprovecha el ladrón cuyo único objetivo es privarte de tu capacidad de alcanzar la justicia del reino de los cielos. Mateo 6:33, -”Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” Hasta que el ser humano no sincronice su existencia interna, -el mundo de los pensamientos y sentimientos-, con la justicia del reino de los cielos, no podrá alcanzar la armonía para crear en amor y en espíritu todos sus deseos, más por el contrario será una existencia inerte, sumido en una hipnosis que le esclaviza a la realidad de sus cinco sentidos, esa realidad que solo muestra las apariencias y los efectos de lo que reina en cada mente, cada una de esas mentes luchará, se sacrificara y hará todo lo que está a su alcance físicamente para cambiar o alcanzar lo que desea, sin saber que el único cambio necesario está dentro de su ser y no fuera. La evolución que busca tu alma está en el ser y no en el tener, cuando se es internamente el ser armonioso que sabe depositar toda su confianza en su único salvador entonces todas las cosas se le dará por añadidura. Ese ser recibe gozo, salud, abundancia y lo muestra con compasión hacia su propia existencia y hacia la de los demás, pues sabe muy bien la esencia de lo que es y no lo hace por el tener.
Volviendo a la diferencia entre una mente inerte y una activa en la esencia de lo que verdaderamente somos te daré un ejemplo bien sencillo: en una selva un tigre trata de atacar a una persona la cual sostiene un rifle apuntándole, el tigre corre hacia ella con una imaginación dormida pues el no tiene la capacidad de imaginar su muerte en cuanto esa persona jale el gatillo de su arma, solo acata hacer lo que ve: atacar. Lo cual no ocurriría si una persona apunta a otra con un arma, esta segunda tratara de protegerse lo antes posible pues puede imaginar lo mal que la pasaría si esa arma le hiriese, pues su imaginación ilimitada está siempre activa a su servicio. Con esa imaginación activa y puesta a tu alcance todo el tiempo, tu deberías crear única y exclusivamente bienestar en todo lo que imaginas, piensas, sientes, dices y haces, pues solo así te puedes identificar con la armonía de Dios, pues sólo actuando desde el bienestar se puede alimentar el amor y vencer al temor. Parece muy lógico, ¿verdad?, pero no lo es para la mayoría pues ellos tienen en muchos momentos la misma tendencia del tigre y tratan de protegerse con más de lo mismo, o sea la realidad que experimentan les parece ser todo lo que existe y copian ese comportamiento de mentes inertes manipuladas y controladas por los deseos y experiencias de otras mentes también inertes, sin darse cuenta si eso le acerca o más bien aleja de quien desean ser. Una mente inerte está anclada al efecto, para ella el efecto es la semilla y el fruto, nunca jamás consideraría que todo es creado en el mundo invisible. Recuerda que un ciego no puede guiar a otro ciego, todos repiten esa frase y también casi todos son muchas veces inconscientemente guiados y guías de otros ciegos. Han sido programados para existir desde afuera hacia adentro y esto es estar en contra de Dios, -”El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama” Mateo 12:30. Si no sabemos recoger desde adentro, desde ese poder que nos lleva en espíritu a completar internamente la manifestación de todo lo que deseamos, entonces estaremos desperdiciando nuestras intenciones y acciones que solo estarán enfocadas en poseer, para alimentar el ego y ser esclavos del temor, pero nunca jamás en ser. Cuando esas posesiones sean cuales sean nos dejen, así mismo dejará al ser la confianza, la seguridad y la tranquilidad, pues nunca logró ser sino sólo recoger, si recoges sin él desparramas. Si recoges sin antes ser lo que buscas ser entonces recoges en vano, recoges en una conciencia vacía y por tanto tarde o temprano así de vacío encontrarás tu reino.
La armonía de Dios es simple, no sabe de dificultades ni sacrificios, no entiende de problemas ni de preocupaciones, está ajena al entendimiento humano que siempre desea saber el cómo de las cosas, no tiene lógica pues la lógica está basada en el pasado y presente de la realidad objetiva, y esta a su vez desconoce las causas invisibles que constantemente están imprimiendo dentro de nosotros lo que un día llamamos realidad. Esa realidad que te confunde y roba la esencia de lo que realmente eres, y esto sucede para que en algún momento la ignorancia y el temor toquen a tu puerta y pregunten: cómo es posible que Dios permita que pasen tantas cosas desagradables en el mundo? Cuando creías que Dios es amor, te has preguntado?. Luego le interrogas por todo aquello que desconoces, por todo aquello que no te gusta, terminas resignado a creer que esa es la voluntad de Dios, o un castigo por no creer en este o aquel credo, ese tipo de convencimiento mantiene al ser confundido, entregado a la duda y al temor, a hacer cosas sin saber por qué se hacen más con el sentimiento de miedo a algo, miedo a no ser salvados, miedo a recibir un castigo, miedo a no ser agradables ante Dios, miedo a un ser ajeno a nosotros que un día a algunos premiara y a otros no, pero que a su vez se le atribuye el don de amor y misericordioso, así de confuso e ignorante es el existir de muchos seres humanos. Hablan de la ley de Dios desde la creencia que su credo religioso es el único que puede salvar, haciendo esto o aquello serán salvados del pecado y llevados al cielo, ese concepto de hacer esto o lo otro dirigido a una acción física y no interna ha mutilidado por completo el reino de los cielos en muchas personas y sin embargo sigue siendo la única y verdadera creencia de millones de personas. Si en verdad conociéramos su ley entenderíamos que su reino está regido por leyes que nadie puede cambiar, leyes que se aplican de igual manera a todos sea cuales sean sus credos, como se aplica cualquier ley física. En estas leyes existe una a la cual deberías estar muy atento, no diría sentir temor de ella más diría estar atento, esa ley aplica a cada decisión que tomes, cada decisión tiene una consecuencia, si cabe algún temor sería entonces el temor de actuar y decidir de forma inconsciente. El desconocimiento de esa ley puede alejarte de la armonía divina. Es por eso la importancia de saber si una decisión está basada en el amor o basada en el temor, decides cuando adoptas o concibes sentimientos que determinan lo que puede o no ser real para ti, determinan que eres capaz de ser o tener. Para Dios no hay imposibles, pero para el ser humano temeroso si los hay, más nunca analizamos cuantos imposibles el temor con la ayuda de tu atención, es capaz de crear. Debes recordar que la energía creadora es el sentimiento que se genera al pensar y asumir eso que decides sentir y ser, ya sea para ti mismo o para los demás, lo haces con temor? Entonces tendrás pruebas para experimentar más de ese temor y así seguirás experimentando hasta que hagas el cambio interno. ¿Lo haces desde el amor? Desde la convicción en paz, alegría y tranquilidad, deseando lo mismo para todos y a su vez asumiendo ya serlo o tenerlo, entregado a la idea desinteresada de ser ya eso que quieres? Si es así entonces has experimentado la armonía de Dios, la cual está presente en todos los regalos que él tiene para ti, has alcanzado abrir las puertas del reino de los cielos y has recibido su justicia. Sabes con una total seguridad que todo lo que creas dentro es la causa de todo lo que recoges fuera, y haciendo esa labor desde la armonía, desde el enfoque en solo lo bueno, desde la completa entrega y aceptando como regalos todos esos sentimientos positivos que se generan cuando visualizas tu vida como si ya tuvieras lo que quieres, es entonces cuando te das cuenta que Dios mediante una perfecta ejecución realiza obras maravillosas partiendo desde lo más simple y con el más mínimo esmero. Aceptar esa realidad interna no requiere ningún trabajo más que fluir con ella. Solo el amor puede darte esa confianza y seguridad, pues el amor es la entrega total a todo lo divino sin que la realidad objetiva se entrometa con sus apariencias y lógicas. Por eso el amor es como Dios, todo lo puede. Dios es amor. Dios es armonía. Ya bastante se nos ha insistido en no temer. Ser valiente es entregarse por completo a la certeza de lo que hasta ahora no puedes ver.
“Dichosos los que creen sin haber visto”, Juan 20,29. Dichoso el que alcanza la armonía divina mediante la confianza, el amor y la observación de todo lo bueno que sus pensamientos pueden crear, sin ninguna limitación y sin ninguna duda en buscar primero su reino y su justicia, ver con tus pensamientos y poder sentirlo antes de haberlo visto con tus ojos te hace un ser dichoso ante Dios.
Tu mentor, Noel.
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